Blog

01 Dic 2024

PUNTO Y FINAL

 

 

Amable lector@, sabes que todo es cambio. Paradójicamente el cambio permanece. 

 

A menudo sostenía sin demasiada dificultad tesis parecida: «todo tiene fecha de caducidad», refiriéndome a que las experiencias que  brinda la vida: malas, buenas o indiferentes, tienen su fin. 

 

Aseguraría que escribir me ha reportado mucho, desde viajar a lo más hondo de la imaginación,  hasta profundizar en los personajes  reales y de ficción. Aunque opino que nada se conoce completamente. A lo sumo rozamos la evidencia. El logro es incompleto por subjetivo. Nuestra particular manera de ver el mundo impera y, consecuentemente,  ofrece resistencia al cambio. 

 

De madrugada, cuando en ocasiones me desvelo y pienso, si no ando con pies de plomo las inquietudes se tornan gigantes. Son bichas que uno lleva dentro. Lo que traen al pensamiento rara vez  sucede. Tienen pies de barro. Mas son  tercas, locuaces  y regresan.  Me contento entonces con que nada es lo que parece. Son divertidas las palabras. De algún modo desdramatizan y nos anclan.

 

Diciembre.  Poner punto y final al blog y al sitio web  tras  años de actividad  me cuesta, pero se trata de una decisión meditada. No es consecuencia de una sola causa  ni del cansancio porque pienso seguir escribiendo, aunque quizá (todo está por ver) de una manera más íntima. Por consiguiente, lejos de interpretarlo como una pérdida, tal vez señale  una  transformación.

 

Sea como sea,  que  el buen Dios  me libre de partir sin  antes despedirme y  agradecer el tiempo de compromiso. 

 

 

 

El salón se viste con la luz de las llamas. Más allá de  su resplandor emana un crujido que desborda el cauce del silencio. Es consecuencia de la dilatación y contracción  de la  estufa de hierro.

Según que instantes el cuarto resulta oscuro, a intervalos luminoso, dependiendo eso del carácter  de la lumbre y  de la  luz crepuscular. Ambas se aplican en querer sofocar  la opacidad  y la magia   que barre a estas horas postreras del día  la morada. 

Ahora, de madrugada, con  los sueños ya dormidos,  interrumpidos solamente por el envite del amanecer, no ceso en  observar la danza del espíritu. Una de las razones por la que suelto el lápiz y me libero de las palabras. La otra, la otra…quizá la estepa blanca, la nada; la hoja perdida.

05 Nov 2024

POR PONIENTE

Por poniente el sol aún prende  la noche a medida que coquetea con la oscuridad. Concibe una suerte de contradicción lumínica, serena y sin pausa. 

Entretanto ese fulgor se abre camino entre nubes plomizas, un postrero latigazo anaranjado aviva la lumbre de las lunas de las casas estableciendo un brillo iridiscente y absoluto.

 

Siento palpitar la noche. La misma noche que ronda allá afuera de madrugada. Percibo la profundidad de sus horas. El tiempo que huye. Y antes de morir de repente en la antesala de una la vida luminiscente. Para más tarde erguirse su luz serena por el este a pocos, casi dulce. Y ando el camino asido de la mano de la luna todavía. Esa luna serena, tranquila y risueña. Alzo  la vista blanca. Caen los pies y una mirada de ojos sensibles contra el hospitalario suelo.  Surcan los ojos la tierra a la manera de un llanto hecho de luces y concavidades. Prendo la mano de los sueños. Les brindo el alma. Y me revelo contra caer muerto ahora que estoy consciente en este sitio dorado. Ahora es la hora de los luceros que se alzan sobre un tapiz negro.  Junto a una Luna de uña donde suceden  sueños  y encuentros. Mueren  nada más revelarse  en medio de la oscuridad como vida gastada.

Latidos que se escapan, ecos que se repiten mientras la vida sueña.

El gris, endiabladamente tozudo y mohíno, ahora, en este momento, sabe incluso a mar. Esta vez ingresa en mis ojos en septiembre y venido del norte, casi en el filo de una tierra acantilada. La anterior, un agosto. Recuerdo ese día  en que posé la mirada en su tonalidad por primera vez de muchacho. Ocurría al final de  la adolescencia tardía.

Ahora, me olvido del color y presto atención  la voz extenuada de la lluvia, la que fue condenada a empapar la  verde y opaca floresta  que crece  tocando un mar de muerte, pero mar al fin hasta los cabos. Esta, hace tiempo que aceptó con resignación  el entretenido  oficio cercano al de jardinero.

Oscurecía, pero no tanto como para que encendieran las luces de las calles ni prendieran los ojos de los cíclopes que se erigen cercanos a la mar: los faros; y a través de las pupilas aún distinguía vagamente el suelo que pisaba sembrado de humedades, maleza, roca y fango. Y eran hermosas las blancas crestas de las olas acicaladas a base de: perfume de mar, cosmética de espuma blanca y peinadas por el viento, pero a su vez eran inquietantes. Una mar que a mis ojos parecía engalanada y resignada a representar una danza fúnebre por lo gris. La miraba de reojo como si estuviera viendo un espectro, hijo del ajetreo endiablado del agua. Luego, con una ligera inclinación de cabeza, como si tuviera la intención de hacer una reverencia, miraba hacia el horizonte, a lo mejor pretendiendo huir del estruendo causado por el choque de las vagas contra el pétreo acantilado que quedaba más abajo del tapiz verde. La escarpadura permanecía inmóvil y serena, dura, sin dar muestra de nerviosismo o timidez. La mar sólo realizaba su trabajo consecuencia  del  vaivén acuoso. Por alguna razón era más madura que mis pasos. Se me hacía difícil  reconocer que siempre había estado allí, fuerte y erguida. No me sorprendería verla desaparecer tan silenciosa y misteriosamente como había llegado.

Lo miré, la miré, como si estuviera viendo un espectro. Eso a pesar de que las almas, al principio, sólo se perciben erizándote el bello  y sintiendo un escalofrío que recorre el cuerpo de la cabeza a los pies,  poniendo a su vez  la piel de gallina.  Es después que quizá los traiga la imaginación o bien mirado, sean esas mismas almas que vagan las que vengan a por nosotros reclamando   atención. 

Y es que el gris, endiabladamente tozudo y mohíno, ahora, en este momento, sabe incluso a mar.

 

26 Ago 2024

LA MARETA

Alargadas crines de espuma blanca parecen galopar  sobre el lecho arenoso hacia las rocas. La mareta parece alzarse en el mismo confín del horizonte.  Tras cada embestida al malecón lo cubre con un velo irisado de partículas acuosas. Alguien desde allí siente deseos de zarpar. Entonces recuerda imágenes  con las que había soñado en la infancia: costas en lontananza, altas montañas, el cabo de las Tormentas… De repente, un rayo verde de sol que atraviesa las nubes inquietas resalta el perfil de una barquita  a lo lejos, le llevan  a abrazar el absurdo.

Te escribo cuando empieza a declinar el sol. Todavía envuelto con la luz primitiva que asalta la solemnidad de la habitación  que me cobijará, como un privilegiado más, lo que dure la nocturnidad de hoy en Bielsa.

 

Decirte que he dormido poco durante estos días y eso a pesar del cansancio. No sé si tiene que ver contigo. Cabe la posibilidad.  Quizá un signo que me alertaba.

 

Pero en absoluto  te escribo para hablarte de ello. Más bien mi retórica persigue  hacer más humana la carta, aun a costa de robarte algo de tu tiempo celestial.

 

Doy rodeos  y no encuentro la manera de ir al grano, por donde empezar a escribirte me refiero, ni el motivo por el que tengo el adverbio de negación “no” tan a mano, aunque bien mirado  te imaginaba en mis brazos  dentro de poco. Se hubieran hecho largos los meses, desde luego, pero más extraño  será ahora que no estás  mi pequeño mundo. Eso sí, me queda el consuelo de mecerte en mis pensamientos.

29 Jul 2024

A ULLS CLUCS

A ulls clucs percebo la fresa del torrent de muntanya i la lluentor d’una teulada de pissarra. Ho faig tan afablament com sé, i malgrat el fato que carrego a l’esquena. Succeix a una hora tan certa com ambigua de la foscor, abans de trenc d’alba, quan les bruixes encara cavalcan el cel a lloms d’una granera, quan a besllum  els feixos de clar de lluna vetllats per causa d’una feble boira acoten el cap, quan aviat una claror sublim doni pas a l’eixida de sol.

Són jornades de rodamón, de pelegrinatge, de cansament, de solitud maldestra, perquè hom creu que està sol però no és ben bé així. Sovintegen ser moments eviterns atrapats en el temps. Relíquies d’un mateix.

Cielo meridional, vinito de mantel blanco. Suspiro del alba que clarea a mares. Luz incipiente que descubre  la quietud de la rada. 

Abra batida por hélices. 

Arada por agudas proas que trazan los primeros surcos en el angosto puerto de mar. Las ondulaciones sucumben, una tras otra, contra el granito: el guardián  del malecón. 

Rompen contra el costado de bajeles y diques. Balancean cascos y alborotan la vida alada. Y conmueven con ese deje a mar inquieto, estrellado y oblicuo contra el otro lado.

Cau la nit serena. Ho fa, entre escletxes de   cotó  que encloten el cel. Malgrat tot, la nit, de dol avui, traça un contorn de   lluna minvant, esmorteida per  opacitats passavolants que suren devant del satèl·lit. Aquesta nit, ben disposada, els núvols  són, més aviat, un contrapunt vaporós.

Un hi ha cops que creu que ho sap tot i, contràriament, el que no sap és, que  sap molt de blanc.

Certament es fosc, negre nit, la cual cosa no em priva de endevinar com quelcom m’empeny la vida entremig d’una claror migrant. Però em satisfà sentir-me així: viu i mort. Vull dir de ningú i de tots, perquè un sempre pertany als demés per més que ho vegi diferent per l’ ignorància que genera no contemplar altres possibilitats. Com donar. Donar-te. Besar la terra mentre mires amunt, esdevé  totalment cert més enllà de tu. És com ser viu a un altre indret. Pot ser el  pensament que m’escriu en sap de tot plegat. Déu-n’hi-do.

Difícil trobar el llindar d’un mateix. En el benentès de ser quelcom. A tot estirar delimitats pel temps,  vull dir; perquè contra més passen els dies,  més em sento convençut de que sóc pols, tot i res. Tres: la meva ombra, una declaració d’intencions i jo. Trobo a mancar que sóc el meu propi límit. I me’n adono de ser una part ínfima d’algo més gran.

 

Página 1 de 23
bottom-logo.png
Me gusta deslizarme entre la música; caricaturizar las sombras y reírme de ellas. Dejar el globo de mi imaginación remontar el cielo
© 2024. Todos los derechos reservados.